viernes, enero 27, 2006

 

Coño!

Qué estupendo, pensaréis, ¡hoy es viernes! Sí señor, antesala del fin de semana, de tiempo de asueto y diversión. Ese día en el que las últimas horas laborales o de estudio se eternizan, pero que terminan mereciendo la pena como paso previo e ineludible hacia las liberadoras cervezas de las once y media, hacia las conversaciones triviales con los colegas...

Pero para mí, hoy no es un viernes cualquiera. En un par de horas tendré que alejarme de mi rutina de opositora para hacer una visita. ¡Tengo una cita! Por lo tanto, me he aseado obsesivamente, porque una nunca sabe lo que puede pasar ni qué derroteros puede tomar la cosa. Así pues, he usado jabón del bueno, me he repasado las ingles, las uñas de pies y manos... claro, una cita con la ginecóloga bien lo merece, ejem.

Mi cita, entonces, me hará preguntas. Todo lo que tu madre quiso saber de ti y nunca se atrevió a preguntar, oiga. Pero claro, los médicos, normalmente, muy creativos no son -véase lo plasta que está últimamente Julio Médem-, así que sus preguntas provendrán de un cuestionario apriorístico-heterosexista que ya casi tengo aprendido de memoria, al igual que la evolución de su rostro conforme voy respondiendo a las cuestiones.

- ¿Mantienes relaciones sexuales?
- Menos de las que quisiera, pero de vez en cuando alguien pica.
- ¿Cuándo fue la última vez?
- Hace x meses
- ¿Usaste algún tipo de método anticonceptivo?
Aquí, justo en este momento es en el que el tiempo que discurre entre pregunta y respuesta comienza a hacerse especialmente largo y se salpica constantemente de interjecciones dubitativas.
- Emmm, estoooo, no.
La ginecóloga, entonces, saca los ojos de sus órbitas y reformula la pregunta.
- ¿De ningún tipo?
- No, emmm, estoooo, no me hacen falta para mis prácticas.
Y entonces, se hace el silencio. Canta un grillo o, en su defecto, sólo invade la habitación el disco de Richard Clayderman o de Clásicos Populares que tienen puesto en el hilo músical.
Observas sus manos -deformación vicio-profesional- y aprecias cómo anota algo. Crees que su apunte implica que por fin lo ha captado, que te van las titis y que con esas preguntas no va a llegar a ninguna parte, que la próxima vez te hará cuestionario especializado para invertidas y que no será necesario insistirte tanto en que te relajes cuando vaya a oscultarte.

Pero eso fue lo que pensé la primera vez que fui a la ginecóloga. La segunda vez, comprobé que debía de estar equivocada, porque volvió a hacerme las mismas preguntas y su cara se plasmó idéntica a mis también idénticas respuestas. También anotó algo, sí, otra vez. Pero la verdad, tengo dudas de que no me vuelva a repetir el mismo cuestionario este mediodía... Penica de vida...

lunes, enero 23, 2006

 

Tacoñazos

Esta Navidad la tuve que pasar en Almería, lugar en que el destino tuvo a mal hacerme nacer y al que he de volver como en el anuncio del turrón en fechas señaladas por eso de ver a la familia y tal.
Como una sigue en su empeño de convertirse en burócrata, entre langostinos y espumoso hacía escapaditas a la biblioteca de la universidad, donde me encontré con esta grata sorpresa, manifestación inequívoca de hartazgo, de días y días de morderse la lengua ante las modelos frustradas que se acercan a 'estudiar' ataviadas con la misma ropa que cualquier persona normal utilizaría para fin de año o para la boda de su hermano.

Había olvidado esa sensación, esa furia asesina que te recorre el cuerpo cuando llevas horas y horas estudiando y venga, cuando no es el gañán contando a su colega cómo encalomaba a una desconocida el pasado viernes, son las lurpias éstas que suben y bajan con sus taconcitos de los cojones. Tiqui, tiqui, tiqui. Y las miras, intentando sacar los rayos láser como Mazinger Z, rezas por que tropiecen y se les corra el rimmel al ver cómo se les ha partido una uña. Pero nada. Siguen subiendo y bajando.

Estudiar, las criaturas, poco estudian, pero la vena del cuello bien que te la hinchan. Y te terminas yendo a tu puta casa a fumarte un pitillo porque claro, en la biblioteca, no puedes fumar, no puedes comer y no puedes hablar por el móvil, pero taconear como Farruquito, lo que tú quieras.

miércoles, enero 18, 2006

 

Realidad Vs Ficción (II) - Mike, el pollo que vivió sin cabeza

Sobran mis comentarios para esta información extraída de El Mundo
No dejéis de mirar su web... Realidad 2 - Ficción 0

El pollo que vivió sin cabeza 18 meses
UNAS FOTOS que accidentalmente llegan a CRÓNICA como si fueran recientes nos permiten conocer la insólita historia de Mike y la fortuna que hizo ganar a su dueño en 1945



Fruita es una ciudad de 6.400 habitantes de Colorado (Estados Unidos) que apenas sería noticia si no fuera porque allí nació y creció su ciudadano más famoso: el gallo Mike. Pero Mike no es un pollo cualquiera. Ha pasado a la historia por ser el único animal que ha vivido más de un año sin cabeza, exactamente 18 meses, gracias a los cuidados y mimos de aquéllos que, en su día, le seccionaron la mayor parte de su cabeza con la única intención de preparar una suculenta cena.

Aquel día, 10 de septiembre de 1945, el granjero Lloyd Olsen fue a buscar un pollo para la cena y eligió a uno de los más cebados. Levantó el hacha con cuidado intentando dejar la mayor parte del cuello posible -la zona que más le gustaba a su suegra- y le cortó la cabeza. Hasta aquí todo normal. Después de ser decapitado, el pollo dio unos pasos y se fue al corral con las demás aves. Mike agitaba sus plumas e incluso intentaba esconder lo poco que quedaba de su cabeza bajo el ala. También quiso piar aunque el único sonido que podía emitir era un leve gorjeo procedente de su esófago abierto.

«A la mañana siguiente mi abuelo volvió al corral y se quedó maravillado. Estaba vivo. Comprendió que tenía más valor así que en una olla, y comenzó a alimentarlo y darle de beber con una pipeta», relata Troy Waters, nieto del dueño del pollo. Como al cabo de una semana seguía vivo, el granjero Olsen decidió llevarlo a Salt Lake City para que fuera estudiado por los científicos de la Universidad de Utah.

La explicación fue sencilla: el golpe nada certero le había dejado intactas la yugular, gran parte del cerebro y un oído. «Que viva es posible si el corte no daña la masa encefálica, aunque ojos, pico, lengua y oídos queden destruidos, y si sólo afecta a los vasos secundarios», afirma Indalecio Ruiz Calatrava, profesor de Veterinaria de la Universidad de Córdoba. «De este modo, la hemorragía podría superarse, y si se le da de comer manualmente, a través de la abertura, el animal podría vivir durante un tiempo».

Así fue como sucedió. Mike se alimentaba de granos de maíz y leche, y en vez de desfallecer, fue ganando peso. De poco más de un kilo pasó a los 3,5 en apenas unos meses. No quedó ahí la cosa. Olsen comprendió que podría beneficiarse y decidió exhibirlo por todo el país presentándolo como un auténtico milagro. Se pagaban más de 25 centavos por verlo correr y observar su cabeza flotando en un frasco de formol. Llegó a ganar 4.500 dólares al mes.

Había nacido una estrella. Revistas como Life o Time se hicieron eco de la increíble noticia, así que el ejemplo cundió y otros granjeros comenzaron a cortar cabezas a sus pollos para ver si ocurría lo mismo. El que más vivió fue uno llamado Lucky, pero no pasó de los 11 días.

La vida de Mike se apagó en marzo de 1947 al atragantarse con unos granos de maíz. Murió de asfixia, pero su espíritu continuó vivo. Tanto es así que la cuidad de Fruita decidió en 1999 celebrar un día en su honor. Desde entonces, cada año, el tercer domingo de mayo se organizan unos juegos cuyos protagonistas son los pollos. Incluso se ha editado un libro con sus mejores fotos y una escultura con su nombre se levanta en pleno centro. Hasta tiene página en Internet (www.miketheheadlesschicken.org). Todo ello para celebrar «el coraje y las ganas de luchar de Mike».

domingo, enero 15, 2006

 

Realidad Vs Ficción (I)

Hace años, una profesora de Derecho que impartía Constitucional a alumnos de Periodismo nos dijo: si queréis escribir buenas historias no hace falta que utilicéis siquiera la imaginación. Sólo tenéis que echar un vistazo al Aranzadi.

Probablemente ésta fue una de las cosas más ciertas que aprendí en la facultad -porque eso de la objetividad y la independencia ya se ve que no-, pero con el tiempo, una se da cuenta de que a estas alturas ya ni tan siquiera es necesario irse a las sentencias, sino que cualquier periódico, siempre presto a reproducir las zascandiladas de los políticos, es una fuente igualmente útil de perplejidad y asombro ante lo que ocurre en nuestro entorno más próximo.

Y es que, cuando había conseguido recuperar mis retinas de la imagen dantesca de Carod haciendo el Bush con la corona de espinas y había dejado las sustancias para conciliar el sueño ante la confusión que me provocaba que si el Estado de naciones, la nación de naciones, el estado plurinacional y las ocho definiciones adicionales con las que aún nos pretende satisfacer ZP para lo del Estatut, me encuentro con algo que lo supera.

El caso es que esta tarde, husmeando en uno de mis foros favoritos, me encontré con que un chico comentaba que al alcalde de Sevilla le había dado por decir ahora que Andalucía es un país de ciudades. ¡Cágate lorito! Pensé que sería una coña, que mucha gente se aburre los domingos y que el chaval tendría el día gracioso. Pero se me ocurrió copiar textualmente en Google "país de naciones" y... Dios mío, sí, eso ha sido pronunciado.

En fin, una vez más, Realidad 1 - Ficción 0.

 

Iconoplastas (II): El Quijote


Para todos los que hicimos el COU, la mera mención de este libro nos pone los pelos como escarpias. Sí, muchos de nosotros pertenecemos a esa generación previa a eso que llaman ESO y tuvimos que leerlo entero. Y por aquellos entonces el Internet sólo lo tenían los ricos, así que si querías encontrar un buen resumen necesitabas unos contactos sociales que ni la mafia, oiga.

Vale, lo reconozco. Era una chapona y me lo leí y, sinceramente, me gustó. Recuerdo que tenía puntos con muy mala leche y, aunque me obligó a usar el diccionario más que en cualquier otra etapa vital, hasta disfruté con algunos pasajes. Pero, por definición, todo lo que es impuesto, y más aún a un adolescente, toca las narices y no fueron pocas las veces que fantasee con hacer tragar la voluminosa edición a mi profesora de literatura.

Con la madurez o, mejor dicho, con los amagos de ella, tuve intención de volver a leerlo. Pero entonces llegó 2005. Y como las autoridades manchegas estaban hartas de vender queso y navajas de Albacete, dijeron: vamos a vender la moto. Y así se pasaron un año entero hablando del Quijote, de Cervantes y de la madre que los parió. Ya fuera en El País, en el Metro, en la Diez Minutos o, sospecho, hasta en la Interviú, todos los medios se pusieron de acuerdo para hacer sentir una piltrafilla a todo aquel que no hubiese leído el libro.

En toda tertulia, televisiva o radiofónica, proliferaron como la sarna los intelectuales tipo programa de Sánchez Dragó elogiando los bueno que era el libro e insistiendo incluso en que si lo leías tres veces seguidas se te quitaban los juanetes y mejoraba tu vida sexual.

Sí señores, y así pasó un año. Con los escaparates llenos de todas las ediciones posibles. En castellano, en catalán, en gallego, en braille, en versión extendida, en doble DVD y con los comentarios del director...

Como comprenderéis, decidí dejar para mejor momento la relectura del clásico.

martes, enero 10, 2006

 

Die Freak Machine


Vale, esto no tiene nada que ver con mi habitual mala hostia vital, pero me da igual. Me apetece tener en este rinconcillo apestoso todas esas cosas que me gustan y, oye, no todo iba a ser hez verbal.
Aquí está pues una de las múltiples creaciones con las que nos deleita a los habitantes de uno de los foros que frecuento el amigo Astropop, un mago de lo bizarro, un cazafrikadas, un Cid Caspeador en toda regla.
Como además de todo esto es un gran admirador de la música electrónica del año de la pera, en ocasiones se le cruzan los cables y pare al mundo obras como ésta, que no es un plagio, oiga, que hoy día no hay plagios, sino un homenaje a los Kraftwerk, más concretamente al disco The Man Machine.

En esta ocasión, las víctimas de su ataque friki fuimos una servidora, él mismo, Labordeta -todo un ídolo en el citado foro en que nos reunimos- y Kiko, el gato king size de otro de los foreros.
Como las creaciones de Astropop, cada vez más prolífico por cierto, me hacen reír casi tanto como las cosquillas en los pies, me hacía ilusión colocarlo por aquí.

viernes, enero 06, 2006

 

Virus

Hoy no esperéis que esté simpática ni que os traiga una noticia esperpéntica. Es viernes y supongo que cuando salgais por ahí de copas y veais a las niñas embutidas en ropajes de dos tallas menos a las que deberían usar tendréis la ración de asco-surreal que recomiendan las autoridades sanitarias para un crecimiento sano.

No he salido de casa. Me ha entrado un virus cerebral y la responsabilidad se ha apoderado de mí, así que me he dedicado a estudiar para la oposición, con lo cual, de lo único que os puedo hablar es de a cuántos sindicalistas os tocan según la de peña que curre en vuestro centro de trabajo. Y como supongo que eso os la pela, me abstengo de someteros a tamaña tortura mental.

Estoy haciendo un break, que diría el esnob, mientras me tomo una manzanilla y retomo fuerzas para seguir con mis obligaciones. Además, mañana, como cada fin de semana, toca currar, grabadora en mano, presta y dispuesta a contener la arcada mientras los políticos expelen sandeces por sus bocas llenas de votos y palabras bonitas, para que después las escriba yo, las cojan los periódicos que se autodenominan independientes y podais leer la programación el domingo mientras os tomais un café -no hablo del placentero pitillo porque igual me multan y soy pobre, pero no insolvente-.

Por tanto, esta noche, mientras todos vosotros os acicalais en la procura de un apareamiento casual, yo me quedaré calentita en casa y veré dos capítulos más de Los Simpsons antes de dormir y soñar con angelitos sexuados. Tomaos un par de cervezas por mí -cubatas no, que siempre dan garrafón-, que mañana lo haré yo por vosotros.

Emmmm, demasiadas horas sentada. Alguien tiene Hemoal?

jueves, enero 05, 2006

 

Iconoplastas (I)


Comienza aquí una infrasección que iré completando conforme me dé la venada, que es a base de lo que funciono. Y es que estoy hasta el gorro de que cada x tiempo, con motivo de un aniversario, del día en que la diñó alguien o de aquel otro en que lo operaron de vegetaciones, los medios de comunicación eleven a los altares a cualquier fulano.

Me da igual si el puto John Lennon tocaba bien o no la guitarra, el piano o la flauta travesera, me da igual si lo mataron fruto de una conspiración judeomasónica o porque algún perturbado como yo, en vez de canalizar su ira furibunda en un blog tenía una pistola a mano. Me da iguaaaaaaal.

Lo único que pido es que no salga más el Imagine cerrando los telediarios, en manifestaciones new age ni en conmovedoras escenas de telefilmes en los que el malo muere y los buenos se abrazan a cámara lenta. No quiero ver más fotos de Yoko Ono en pelotas y quiero que se termine de una vez este deseo irrefrenable de apedrear los escaparates de cualquier óptica en la que vendan gafas redondas.

Aspiro a que llegue un día en que no necesite partirle los dedos a alguien cuando hace ese gesto mongoloide con los dedos. Que se saquen mocos, que me metan el índice y el corazón en los ojos si así se sienten mejor, pero ese gesto no, por favor.

Y qué decir de ese gesto compungido. Oh, qué mal está el mundo. Pues arréglalo tú, gilipollas, que tienes pasta y tiempo libre y deja de hacerme sentir culpable por tomarme una cerveza los viernes para olvidarme del puto trabajo en el que hipócritas como tú me explotan. No soporto a los progres de postureo, lo siento.

miércoles, enero 04, 2006

 

Discriminación apestosa

Mismamente ayer tenía pensado escribir esto a lo que ahora procedo, pero como ya sabéis, un par de salacitas sáficas se cruzaron en mi camino obnubilando mi pensamiento, empañándolo lasciva y vulgarmente como los cristales del coche aquel en el que los protagonistas de Titanic copulaban ajenos al drama que les aguardaba.

El tema que iba abordar y al que ahora me dedico -con la tele apagada, eso sí- viene a colación de una noticia que leí ayer en ese periódico que es en sí mismo una verdad: El Mundo. Y digo esto, porque todos sabemos que el mundo es una mierda... aunque el país también está en condiciones similares, ya sabéis, que si se desmorona, que si vienen los rojos, las camisas azules... vamos, el abc de cada día... y no me digais que no tengo la razón...

Pues eso, que en las páginas de S(u)(o)ciedad me encontré con una noticia en la que se informaba a los lectores, en este caso una misma, de que en Texas, donde la matanza y el matarife, habían dictado una norma por la cual la gente que apestase a perros muertos tendría vetada la entrada a las bibliotecas. Por supuesto, en un mundo en que el problema está en llamarse o no nación o en el que se reforman constituciones porque los discapacitados -oh, milagro!- van a dejar de serlo, pues claro, ya salieron los defensores de la corrección política a decir que la norma era fea.

Y así estaba uno de la asociación de vagabundos de Texas -está claro que si no estás asociado a algo eres una piltrafilla- todo herido él en su corazón, porque claro, ahora los vagabundos no iban a poder ir a leer el BOE de los USA cada mañana, hábito prioritario de todo vagabundo, como bien sabemos.

El fulano en cuestión insistía en que se trataba de un claro caso de discriminación, así que supongo que tengo un punto más en mi abono de incorrección política si digo que estoy más que de acuerdo con la medida y que nada me gustaría más que su importación a España. Pero no sólo eso. Sino que en un arranque nazi, deseo con ardor que ahora que el humo del tabaco no taponará nuestras pituitarias como lo venía haciendo, la medida se expanda. Porque sí, muchos os las prometíais muy felices con un país sin cigarrillos, pero ya veréis como en breve esa falta de humo os permitirá inhalar en todo su esplendor el sobaco del albañíl que baja a la tasca a tomarse un chato con el bocadillo. Comprobaréis igualmente que por mucho devor-olor, aún existen personas a las que les cantan los pies y que todo cuanto se decía sobre la capacidad de absorción de las compresas era absolutamente mentira. No quiero decir nada del modo en que se ampliarán las percepciones cuando cojais un autobús... Pero en fin, eso, que pobres vagabundos, ¿no?

martes, enero 03, 2006

 

Peregrinar televisivo

No viene para nada a cuento con lo que iba a escribir, pero es que me acabo de quedar perpleja. Y es que es hábito en mí componer estas líneas autotrepanatorias en el salón de casa con la tele puesta de fondo, que es para lo que la uso. En la Primera estaba la fulana ésa que tanto pone a los abuelos y que yo pensaba que había quedado para anunciar Teena Ladys. En La2 ponían una cosa en la que salía mucho verde y como a mí chégame coa miña terra galega, pasé también. En A3 (a-trois?) sigue la vacaburra de Brendan Fraiser peleándose con unos morapios; en la Telegaita aparece un gañán que no sé si es Ted Danson, pero que en cualquier caso fala un galego normativo que nin Dios -e di cousas coma 'direferenza', 'espazo' ou 'grazas'-.

Por su parte, en Telecinco hay una cosa que parece como de Garci o Armendáriz. Vamos, una serie de ésas ambientadas en la Guerra Civil, probablemente en algún pueblo del Norte y que, sospecho, retirarán en breve por falta de audiencia.

Ante este panorama, sentía la tentación de picarle al Canal47, donde siempre emiten un porno casero tan entrañable que aplaca mi procacidad incontenible tal cual como si en vez de Cola Cao le hubiese puesto bromuro al vasito de leche que me tomo antes de dormir. Sin embargo, en la medida en que no suelo encontrar contertulios con los que comentar los fallos de raccord y las sombras misteriosas o reflejos de terceras personas en los espejos de este tipo de cine, he considerado más oportuno sacar mi vena gafapasta y poner la Cuatro, que es esa cadena ideada para jóvenes cabreadillos que pueden estar medio al día y ser modernos y culturetas aunque no se puedan pagar un canal digital.

El caso es que cuando por fin estaba dispuesta a escribir una payasada más para canalizar mi mala hostia vital, me encuentro con que en la dichosa Cuatro están poniendo una serie peplum con muchos romanos con faldas cortas. Mariconadas! -pensé-. Y efectivamente, mariconadas pero de las gordas. Yo desde luego no sé adónde va a parar este mundo, lleno de pecado y depravación. Levanto inocentemente la mirada y me encuentro con dos fulanas lloriqueando y, consuela que te consuela, han terminado pegándose un lotazo que de largos que se me han puesto los dientes, no sé si me va a llegar con la pasta que me queda en el botecillo.

Así que nada, que finalmente tendré que dejar para mañana la chorrada que tenía preparada para hoy y, por supuesto, no me quedará otro remedio que contemplar un rato el Canal47... salvo que alguien me ofrezca un plan mejor, claro.

 

Co(n)razón


¿Por qué coño se identifica este asqueroso músculo con el amor? ¿Porque es rojo? Rojos también son los esputos de un pulmoníaco, ¿no?. ¿Porque palpita? Pues La Veneno bien enseñó a todos que hay más cosas en el cuerpo humano que palpitan.

Con razón nos va tan mal a la gran mayoría en ese terreno. Si se hubiese identificado con cualquier otro tejido humano, como por ejemplo el apéndice, seríamos más felices. ¿Que duele? Pues ligera incisión y a la basura. Post-operatorio con bombones y rosas y a otra cosa mariposa.

 

Pues eso...

Que hoy, como la gran mayoría, es un día de mierda. Me he puesto un Tampax pese a que ya no tengo la regla para ver si así ocurre algo excitante en mi vida, ya que últimamente se limita a despertarme a las siete y pico de la mañana escuchando una repulsiva melodía de móvil que se parece sospechosamente a la de Star Wars, poner la SER y oír por inercia al pesado del Carles Francino, tomarme unos cereales y ponerme a estudiar. Horas y horas delante de folios tratando de aprender plazos inútiles y variables según cada comunidad autónoma, porque ellas lo valen. STC's, RDLeg's... bazofia pura, genocidio neuronal.

lunes, enero 02, 2006

 

El intermitente, ese adorno navideño

Hace unos años ya, muchos asistimos a cómo numerosos padres mongoloides llevaban a sus vástagos al cine a ver South Park. Los muy idiotas, como veían el cartel con dibujitos animados pensaron en consecuencia que disfrutarían de una de esas películas en las que todos cantan y que concluyen con alguna moraleja probablemente reaccionaria... aunque bueno, para eso también están las películas con las que nos deleita Steven Spielberg.

A lo que iba... ese proceso mental subconsciente o subnormal por el cual se identifican automáticamente dibujos animados con cine infantil es el mismo que afecta a esa luz titilante ubicada junto a los faros de cualquier vehículo: los intermitentes. Cuando la gente se compra un coche, al ver cómo se encienden y se apagan, debe de tener una especie de evocación subliminal de la Navidad: oh, mira cómo parpadea, qué bonito!

A ello atribuyo, porque de lo contrario soy incapaz de comprenderlo, que en cualquiera de los momentos de interacción con turismos, motos, camiones o fragonetas, todos se olviden de utilizarlos. Deben de ser almas ecologistas, más ahora que aún hedemos a los homenajes de John Lennon, que consideran que en estas fechas, con las luces del Corte Inglés y de la Alameda basta y llega para celebrar la venida de Cristo al mundo.

domingo, enero 01, 2006

 

Gilipollas!!!


Ya sé que cuando escuchais esa palabra las sinapsis de vuestros cerebros se traducen en la evocación del hombrecillo de la fotografía o, en su defecto, en la de cualquier otro político. Sin embargo, no le concederé el gusto a esas criaturas de dedicarles palabras por el momento, que ellos se sobran por sí mismos para demostrar día a día que no son más que una panda de barriobajeros con traje.

Y es que, puesta a hablar de gilipollas, la que tengo más a mano soy yo misma, superándome día a día en cotas que creía imposibles. ¿Ejemplo? Anoche mismo. Como ya informé ayer, tenía plan de cenar en compañía, dejando para más tarde mis planes de convertirme en autista absoluta. Y así fue. Todo iba estupendamente e incluso acepté sin rechistar el cava catalán con el que brindamos, cosa que no comprendo, porque se supone que soy facha y debería estar haciendo boicot.

Posteriormente, acepté someterme a una sesión de maquillaje, de manera que en cosa de quince minutos mis pelos de Beatle se terminaron pareciendo a los de Mario Conde, a la par que mi rostro se cubrió de una capa de hormigón armado que me impedía prácticamente hablar. Eso sí, no consentí que me pintasen los labios puesto que por el momento no me apetece que me confundan con una prostituta.

Y nada, cumplidos los rituales habituales, deglutidas las uvas y apurada la bebida, procedimos a continuar la ingesta de alcohol en las tascas compostelanas. Aunque parezca increíble, sonreía, estaba feliz... y llegué a reconocer públicamente que había hecho bien en no aislarme esa noche.

Bailé petardeo, evité comentarios sobre lo vulgar que es el último disco de Madonna cuando pusieron el Hang Up, fui consciente de que empiezo a ser demasiado mayor cuando me vi a mi misma cantando de pe a pa las canciones de Mecano... y luego al malnacido del pincha del HS, que por cierto me miró como si hubiera visto a la muerte un día que le pedí Royksopp, se le ocurrió poner a Amaral o no sé qué canciones de esas que hablan de las penas de los amores. Y claro, una que es débil y gilipollas empezó a llorar en medio del bar como una niña a la que le rapas la Barbie. Inconsolable, oiga. Y así durante más de una hora. Conste a este respecto que sólo me había tomado dos cervezas... o sea, que no es que fuera borracha, sino que soy subnormal profunda y punto.

Y hale, ya hoy no cuento más, que mi vida es demasiado aburrida. Mañana a estudiar a la biblioteca, así que si alguien se apunta, que avise.

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