martes, junio 26, 2007

 

Quedan días de verano

Quedan días de verano, vamos, casi todos, porque empezó el fin de semana pasado. Y me tocará, como viene siendo habitual, vivirlos trabajando, aunque con la sutil diferencia de que si implica hacerlo con intensidad y hasta horas intespestivas, los beneficios repercutirán en mi socia y en mí misma, por lo que espero llevar mejor las ojeras y el moreno de albañil.

Lo más jodido en esto de la hostelería, ya lo habréis oído, son las horas muertas, cuando a penas tienes trabajo, pero sabes que debes seguir ahí esperando a que algún grupo numeroso y con ansias de embriaguez te anime la caja. Sin embargo, desde que tuvimos la feliz idea de poner wifi en el bar, las esperas son muy distintas.

Así, tras un largo periodo sumida en oposiciones que contribuían a reducir mi lenguaje y bagaje cultural a un puñado de leyes paridas por políticos mongoloides, aunque estoy mentalizada para pasar un verano a la sombra, lo hago con una predisposición muy diferente, puesto que tendré la oportunidad de seguir alimentando una curiosidad que a punto estuvo de morir de inanición mientras la Ley 30/92 y sus hijas bastardas se zampaban mis escasas neuronas.

Y esa curiosidad se ha sentido especialmente agradecida al descubrir espacios que, probablemente, ya eran célebres y conocidos por mucha gente tiempo atrás, pero que yo acabo de encontrar en el desierto de las horas muertas y que me gustaría compartir con quienes, quizá, aún no los conozcan.

Uno de ellos es el magnífico blog de aberron, Fogonazos , en el que se recogen todo tipo de curiosidades, de espectáculos de la naturaleza y la creación humana. Todo ello, además, ilustrado con numerosas imágenes y vídeos y, por supuesto, escrito de una forma documetada y culta, pero a la vez comprensible para todo el mundo.

El otro descubrimiento ha sido Hernán Casciari. No tenía ni la más mínima idea de la existencia de este señor, pero por obra y gracia de una noticia vista en Menéame, encontré uno de sus artículos en los blogs de El País. El suyo en concreto se llama Espóiler y en él analiza todo cuanto tenga que ver con la televisión, pero sin centrarse, como la gran mayoría, en críticas destructivas sobre la telebasura. Él sabe que entre tanta escoria hay mucha materia salvable y nos la subraya con pistas que ayudan a que luego comprobemos si tiene o no razón. Además, también escribe sobre cosas más genéricas en su web Orsai, donde se pueden encontrar algunos relatos impresionantes, al menos para mi gusto.

Por el momento éstos han sido mis grandes hallazgos y la casi certeza de que no serán los únicos hacen que resulte mucho menos frustrante el estar segura de que poco pisaré la playa cuando empiecen a apretar los grados.

sábado, junio 23, 2007

 

Peras a 25 euros

De lo que se come se cría y Dios los cría y ellos se juntan. Los fantastic-twins, uséase, los gemelos estupendos que gobiernan Polonia, siguen convirtiendo la actualidad en una sucesión de sandeces surreales que habría hecho la competencia --por lo de surreal, conste-- a los mismísimos Buñuel o Dalí. Dicen que África empieza en España, pero para mí que el cambio climático se ha llevado la frontera un pelín hacia el norte y ahora, como si de Arabia Saudí se tratara, nos llegan informaciones a cual más irrisorioespeluznante día sí y día también.

Así, después de querer encerrar a los sospechosos de pasado comunista, de impedir a los homosexuales ejercer la docencia o de investigar las posibles desviaciones carnales de los Teletubbies, los hermanitos no han tenido mejor ocurrencia que poner maderos en las playas para que las fulanas no enseñemos las peras. Y ojo, que si te cojen con las brevas oreándose, te calcan 25 euros, vamos, un euro más de lo que te cuestan seis cubatas en mi bar.

Visto lo visto, mi pregunta es cuál será el siguiente caballo de batalla de los fantastic-twins para limpiar de polvo y paja la moral de su país... Museos polacos, echaros a temblar...

Ah, la noticia la tenéis aquí.

lunes, junio 04, 2007

 

Instalación para asustar a compañeros y otros habitantes de piso

Esta instalación tenía por objeto espantar a mi socia, que durante todo el tiempo que estuvimos de obras en el bar se estuvo quedando en el salón de casa, la cual en el fondo y en la forma parecía una comuna jipi, especialmente por la acumulación de suciedad y el desorden permanente.
Lamentablemente, un brote psicótico nos llevó a mí y a mi compañera de piso a desbaratarla en una pelea fingida antes de que mi socia llegara, con lo que nos hemos quedado con ganas de ver su careto.

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