viernes, julio 27, 2007

 

Y entonces comprendes...

El tiempo pasa, transcurre... y la gran putada, aunque esa mierda de anuncios de cremas traten de confundirte, no es que se te acentúen las patas de gallo ni que se te bajen las cartucheras a la altura de los tobillos. La enorme jodienda es que si eres autónoma, entendido de modo exclusivamente jurído-laboral, has de rendir cuentas el Estado. Ojalá que ello implicase acudir a un despacho, agachar la cabeza y aguantar un chaparrón absurdo que, en cualquier caso, venía a recordarte que eres un pedazo de mierda en la cadena productiva pero que, en el fondo, resultas necesaria para ellos. Ah, pero eso era antes, cuando me podía poner la etiqueta de asalariada...

Ahora, rendir cuentas es más sencillo. Pones el culo, entendido como la poca pasta que has sacado en limpio, viene un hijo de puta con un pollón tremebundo, entendido como domiciliación bancaria al erario público, y los trescientos y pocos euros que has sacado en claro tras pagar proveedores y a la empleada, desaparecen.

Te cagas en Dios y en todo el santoral que recuerdas de cuando en el cole te obligaban a bendecir la mesa. Decides tirarte una caña y llamar a tu novia para decirle que eso de invitarla a la arrocería cuando cobres el primer sueldo tendrá que esperar... y mucho. Indagas un rato en las cajas de ahorros a ver a cómo están los TAEs de los créditos, porque sabes que el mes que viene tendrás que contratar uno so pena de que tu empleada o el arrendatario del local te denuncien por impago... y tanto indagar, en Menéame te encuentras con que una zorra con aspecto de travesti que dice ser mi representante --conste que tengo pluma por un tubo, pero que me depilo adecuadamente-- cobra entre pitos y flautas unos 12.000 euros al mes por decir que hay que ver más pelis españolas y que la piratería es la verdadera culpable de que muriera Manolete...

Entonces, te tiras otra caña. Con la misma calculadora que has concluido que no llegas a fin de mes sin el préstamo, estimas el salario medio de diputados y senadores nacionales, de diputados autonómicos, de concejales, alcaldes y demás altos cargos elegidos a dedo... y te vuelves a cagar en Dios y en el santoral. Y te tiras otra caña... y sigues mirando las noticias de Menéame y te dicen que el paro ha bajado y que España va, no bien, como decía Aznar, sino de pelotas, porque como además nos gobiernan sociatas, la cosa vale doble...

Y entonces... entonces comprendes muchas cosas. Comprendes que, en el fondo, esos que sirven garrafón, esos que explotan a un ecuatoriano por 300 euros al mes, esos que trapichean con coca en el local... en realidad, no son unos hijos de la gran puta, sino unas simples criaturas que intentan sobrevivir. De esta forma, entiendo por qué esas personas que yo creía decentes, un día, decidieron votar a un partido que baja los impuestos, pese a que no está a favor de que cada cual se case con quien le sale de las pelotas. Sí, comprendo muchas cosas...

martes, julio 24, 2007

 

La Tata Golosa

Lo digo, con todas las letras: HOSTIAPUTAYA! Qué coño es la Tata Golosa? Me llevan una semana enviando sms de Movistar diciéndome que me dan gratis el politono de la penca ésa. Me cago en la Tata Golosa y en la madre que la parió!

 

Micción universitaria

Siempre he escuchado que la verdadera universidad es la vida. Si tal cosa es cierta, teniendo en cuenta que en España, la mitad de esa vida, se pasa en un bar, puede decirse que la hostelería es la mejor forma de poseer, al menos de manera vicaria, esa licenciatura. Y no lo digo porque gran parte de nuestros universitarios tengan --tengamos-- que dedicarnos a sus derivacione de oficios una vez concluidos los X años de carrera, sino porque en menos de tres meses puedo dar fe de ello.

Sí, confirmo esa afirmación y recalco lo de verdadera, porque en este tiempo, entre otras muchas, se me ha planteado una turbadora cuestión que, por más que lo intento, no consigo resolver. Quizá sea cuestión de plantearlo, aquí, en abierto, por si algún alma cándida se presta a sacarme de tal comezón.

Cocainómanos y alcohólicos de mal mear a parte, que de esos ya ha habido unos cuantos, en casi tres meses de estrenado oficio la curiosidad que me inquieta está dirigida, en concreto, a los hombres. Reconozco que de manera carnal con ellos me relaciono (quizá sería mejor utilizar un tiempo verbal imperfecto) lo justo, pero al resto de los niveles mantengo relaciones profusas y profundas con ellos. Sin embargo, quizá porque esas relaciones se producen con hombres que podríamos calificar de eso, de hombres, y no de cavernícolas con patas, siguen siendo incapaces de responder a mi pregunta.

Me explicaré... En el local disponemos de dos retretes. El antro, aunque tiene momentos, resulta, por lo general, de entrada asequible. Pese a ello, junto a los contenedores de vidrio y papel que hay frente a nuestra puerta, lo 'normal' es que cada noche --incluso cada día-- asistamos a un variopinto desfile de estéticas y cachés masculinos que, igualándose como lo hacían los ríos de Manrique, fabrican los suyos propios procedentes de su tracto urinario.

No, no hay diferenciación por causa de edad o estatus económico. Todos, salvo alguna honrosa excepción, en lugar de pedir el favor de usar nuestro retrete, se empeñan en mingitar en ese lugar. Quizá sea por el olor regado previamente por otros machos --porque mujer, aún, no he visto ahí en tal lid-- y ello les haga saltar algún resorte de homosexualidad subconsciente, quizá sea, simplemente, porque son más guarros que la Quecos... pero el caso es ése, que si Grisom viniera a buscar ADN a la pared de enfrente, se iba a volver loco.

La pregunta, por tanto, es ésa. ¿Por qué? ¿Qué os ocurre, hombres del mundo? He especulado mucho al respecto, a solas y en compañía. Una de mis amigas insiste en que, en el fondo, lo que os apetece es que veamos vuestra pilila, quizá porque es más grande de lo normal, porque no parece el aguijón de un escorpión o porque estáis recién operados de fimosis.

Si tal hipótesis es cierta --algo que corrobora que muchos de los que bajan a mear en nuestros urinarios lo hagan con la puerta abierta--, permitidme que os diga... chicos, no! NO NOS GUSTA VER ESO. Es cierto, soy una invertida y mi opinión podría estar mediatizada por tal circunstancia... pero ES QUE NO. La cuestión no es que os veamos o no la pilila. La cuestión es que estáis meando, joder!. Entendéis? Sale pipí por vuestra almendrilla y el pipí, salga de donde salga, no gusta a nadie. O qué pasa, que si os pone el culo de la Sharapova es que os lo imagináis cagando? Pues eso...

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