domingo, febrero 11, 2007

 

¿Qué le vamos a hacer?

Una vez más debo escribir para aclarar que aún sigo viva. Se agradece la preocupación por mi ser manifestado por algunos y ésa es la razón por la que me siento obligada a aclarar que estoy bien, si bien estar bien implica, en este caso, que mi mala hostia anda en horas bajas. Vamos, tenerla la tengo, pero se ha ido a Benidorm de viaje con los del Imserso y se ha debido de enganchar a alguno de sus medicamentos porque se limita a llamarme cada cuatro o cinco días y dice estar muy feliz tomando el sol.

En parte la echo de menos, es cierto, porque acostumbrada a atender sus requerimientos expresivos, da algo de morriña no seguir haciéndolo. Pero, tras esta especie de síndrome del nido vacío, me he dado cuenta de que puedo dedicarme a muchas otras cosas, como sacarme el carné de conducir, hacer cursos gratuitos de la Xunta, aprender de una vez a usar el Photoshop como Dios manda, mejorar las nociones de fotografía...

Además, me he reformado. Y las noches no me temen en la misma medida, pues mis hormonas se hallan en estos momentos focalizadas en una única criatura. Como eso es algo a lo que había perdido la costumbre, no puedo evitar que hasta me haga un poco de ilusión y que me absorva más de lo habitual. Tranquilos, que en cualquier caso nunca fuí de las que celebran San Valentín.

Por eso, aunque no me despido, porque soy consciente de que la furia asesina puede cansarse de andar con vegestorios y volver al lecho materno sin avisar, indico que mi presencia por aquí va a seguir siendo, por el momento, reducida. Entretanto, disfrutad... bueeeno, que os den, que sé que os encanta que os lo diga.

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