martes, septiembre 19, 2006

 

Peligros


No tenía pensado escribir nada antes de mi marcha, pero me acaban de decir que igual me coge en pleno avión un despojo de huracán, con lo cual, técnicamente se amplían las posibilidades de que muera en el desplazamiento y, la verdad, no me gustaría marcharme al otro barrio sin publicar esta joyita.

Iba yo por la calle, presta a comprar unos tomates para la cena, cuando una joven repartía publicidad a los viandantes. Como tengo amigos que han currado de eso, sé que hay que cogerlos aunque no te interese una mierda lo que pongan para que la criatura termine antes y pueda disfrutar así de las míseras perras que le darán por esa labor.

Pero no, no se trataba de una nueva academia que ofrece cursos homologados -o no-, ni de preparadores de oposiciones, ni de gimnasios, ni de 2x1 en el Gadis... se trataba de esto que véis. Ya puedo imaginar la cara de satisfacción de los dueños del establecimiento, frotándose las manos porque un amigo les cobró cuatro duros por el trabajito... 'Lo que nos hemos ahorrado, tú'.

Y claro, eso de dejar que cualquier patán haga cualquier cosa por obra y gracia del fácil acceso a las nuevas tecnologías, tiene sus riesgos. La imagen habla por sí sola. Desde luego, mi atención la captó, pero así a simple vista creo que lo último que pensé es que pudiera tratarse de una tienda de cremas corporales... menos mal que soy de orígenes sureños y sé a ciencia cierta de dónde procede el aloe vera, porque sino empezaría a pensar que no se trata exactamente de una planta...

domingo, septiembre 17, 2006

 

Lo que me queda...


El domingo que viene, a estas horas, estaré a punto de arrojarme a las vías del tren o mantendré vivas las esperanzas de conseguir mi sueldo Nescafé y, por tanto, desenroscando una botella de ron para bebérmelo a morro.

Entretanto, tengo por delante seis días en los que mi vida se centrará en memorizar árboles de estos, decorados con lindos colorines para tratar de incentivar a mi perezoso cerebro. Quizá no dé más señales de vida hasta entonces, así que nada, si es así, que os lo paséis bien pese a la ausencia.

miércoles, septiembre 13, 2006

 

¿A mí?

Con la suerte mantengo una relación similar a la que mi experiencia me dice que se puede mantener con una escorpio. Es decir, tras un tiempo X volvemos a coincidir, nos tomamos un café, me dice que no ha venido a verme últimamente porque estaba muy liada o porque no sabía qué hacer con su vida y bla bla bla... y terminamos la velada de forma multiorgásmica, con te quieros por su parte intercalados entre jadeos hiperoxigenados... claro, a la mañana siguiente me encuentro con que no hay nadie en la cama.

Es algo que ya tengo asumido. La suerte no es que me sea esquiva, sino que se lo pasa pipa conmigo prometiéndome el oro y el moro, desapareciendo acto seguido con excusas peregrinas y volviendo a aparecer cuando le apetece reírse de alguien. Como tiendo a extraer conclusiones a partir de tendencias que se repiten, he llegado a un punto en mi vida en que procuro disfrutar de los polvetes que me ofrece la fortuna de cuando en vez y si a la mañana siguiente no está, pues mira, un vaso menos que fregar en el desayuno.

Por eso hoy estoy feliz, pese a mi contenida histeria preoposición. Porque tuve que ir esta mañana a Consumo a denunciar a los bastardos de Wanadoo -y como de las tretas de esta gentuza hemos sido todos víctimas ya, pues no entro en detalles innecesarios-. Resulta que en Santiago Consumo está en Área Central, es decir, donde Cristo perdió la gorra para aquellos que no tenemos más coche que unos zapatos.

Así pues, gruñendo, pero sacando fuerzas para cumplir mi deber cívico de denunciar, me fuí hasta Plaza de Galicia -desde mi casa ya es un tirón- para coger el bus número 11, puse la denuncia con el amable asesoramiento de la chica que estaba por allí y, teniendo en cuenta que Área Central es además un complejo comercial con un Alcampo y unas cuantas tiendas, decidí aprovechar para echar un vistazo antes de volver para estudiar.

Por supuesto, lo primero que miré fue la tienda de deportes, que anunciaba tener pares sueltos. Y mira tú por dónde, que entre el montículo de calzapiés vi refulgente el azul de las Converse que había visto en oferta unos días antes en otra tienda por 30 euros y que no me compré porque no tenían de mi talla -37/38, para más señas-. Entré rauda y veloz y comprobé que eran, efectivamente, los tenis azulones con cordones naranjas de mis amores. ¡Oh! Y la talla que les quedaba era una 38 que me venía como un guante... ¡y encima valían sólo 20 euros! Pues nada, a la buchaca.

Pero como la chica tardó en atenderme, me dio por seguir mirando, ya que llevo tiempo necesitando un calzado negro... y vi unas botas la mar de majas, negritas ellas con los filos amarillos... ¡y costaban 9,99 euros! ¡y también les quedaba de la 38! Joder, estas cosas no me pasan a mí... pues sí, hoy me pasó, así que feliz como una perdiz pagué todo y salí sonriente por la puerta.

Aunque ya que estaba allí, a la vista de que necesitaba también una funda para mi nórdico, decidí hacer un paseillo rápido por el Alcampo a ver si tenían alguno mono y baratito. Me enamoré de una funda de Los Simpson, pero claro, sólo la tenían para camas de 90... y yo duermo en cama de 105 con nórdico de 135... ahí comprendí bien por qué la gente dice aquello de 'te casaste, la cagaste'...

Resignada, seguí mirando a ver si alguna otra me gustaba... y los ojillos se me fueron a unas 100% algodón de colores rojo, amarillo, azul cielo... las cuales no tenían el precio puesto, lo cual siempre es indicativo de que cuestan un ojo de la cara. Yo, por si acaso, cogí la funda amarilla -que combina estupendamente con mi bandera de España, pensé- y fui a pasarla por una de las maquinillas lectoras de códigos de barras... pliiiiick: 4 euros - 666 pesetas. ¡Joder, Laura, otra vez te has pasado con el ron!... vuelvo a pasar el código, pliiiiiick: 4 euros - 666 pesetas.

Aturdida, fui a por otra funda igual, pero de color rojo. La pasé, pliiiiick: 34,95 euros - un montón de pesetas. ¡Carallo! Me gustaba más la roja, pero... me fui a la caja con la amarilla, claro. Le advertí a la chica de que el aparatillo me había marcado 4 euros y que si su máquina daba un precio discordante, entonces no la quería... pero su máquina le dio también 4 euros... y mientras sus ojos retornaban a las órbitas, le dije: esto es como en los catálogos, si marca eso, se siente... Con una sonrisa de oreja a oreja, pagué mis cuatro euritos y me fui a la biblioteca más feliz que una perdiz...

En fin, que ha sido una mañana de suerte que no sé siquiera si alguna vez tuve, por lo cual, teniendo en cuenta mi tormentosa relación con la fortuna, imagino que las posibilidades de que durante la tarde me atropelle un camión se han incrementado exponencialmente...

domingo, septiembre 03, 2006

 

Concurso: os necesito!

Vale, se supone que hoy debería estar estudiando y que no iba a tener tiempo para chorradas hasta que terminase las opos. Pero hoy es domingo, he salido tempranísimo de currar y la selección española de baloncesto ha ganado el Mundial, con lo que en mi organismo hay cerveza y ello me impide alcanzar la concentración deseada, distribuyéndose la energía hacia cuestiones más bien livianas y estúpidas.

Se me ha ocurrido, en una conversación con mi manito Astropop, organizar un concurso. Estoy hasta las gónadas de que en cualquier parte se hagan convocatorias para ver quién es la tía más guapa o el tío más cachondo. La otra variante habitual es para comprobar quién tiene algo más grande -sea parte del cuerpo humano o no- o del estilo Jackass ése.

Sólo salvo de esa vorágine un concurso que organizó hace bastantes años ya 'El día después', para contar con la participación del público en la determinación de cuál era el futbolista más feo de la liga española -creo que la cosa estuvo reñida entre Spasic y Prosinecki-.

Precisamente en ese concurso me inspiro, pero en lugar de buscar a los monstruitos patrios en los terrenos de juego, apuesto por hacerlo en las sedes parlamentarias. Para ello, necesitaría vuestra ayuda, porque además, no quiero que la competición se base en los de siempre: Pujol, Manuel Chaves... No. Tienen que ser diputados más o menos desconocidos y de todas las autonomías para que puedan hallar sus cinco minutos de gloria gracias a los prodigios de Internet. También me valen alcaldes, diputados provinciales... lo que os salga de las narices, pero que sean feos como perros sarnosos y desconocidos para los no habitantes de su lugar de influencia.
Como ejemplo de lo que busco, aquí tenéis a Ismael Rego, diputado socialista en el Parlamento de Galicia. Es ese tipo de personas a los que deseas invitar a cualquier precio a un Aerored, pero como además tiene la costumbre de convocarnos los sábados a ruedas de prensa insufribles, pues al final nunca se lo echamos en el café, con lo que se ha quedado con esa cara para siempre.

Pero como las mujeres también tenemos derecho a ser feas, pongo ejemplo femenino para el concurso. Se trata de la presidenta del Parlamento de Galicia, Dolores Villarino, típica socialista que sustituyó el chupete por un Ducados, lo cual le proporciona un tono de voz, llamémosle, muy personal.

La cuestión es que ahora, gentes de todas partes de España, me remitáis fotos de diputados de vuestras respectivas autonomías -y/o naciones, realidades nacionales o como queráis llamarles- a fin de completar un buen álbum que, a posteriori, sirva para montar un campeonato de feos en el que el voto de los visitantes de esta web determine quiénes son el hombre y la mujer por los que haríamos la vista gorda para que pellizcasen fondos reservados y se fuesen a Corporación Dermoestética.

Se ruega manden las imágenes a silik__@hotmail.com Que Dios os lo pague con muchos hijos negros, que hay más probabilidades de que salgan deportistas de élite.

sábado, septiembre 02, 2006

 

En la recta final...

Os tengo totalmente abandonados, lo sé, pero hasta octubre la cosa va a seguir así, más o menos muerta. Quedan 23 días para jugármelo todo a cara o cruz, para pasar a mejor vida o para afrontar que tengo que pasar otro año de mierda estudiando. El 24 de septiembre habrá dos pruebas en un mismo día. El primero, de dos horas, consistirá en dos preguntas, a elegir una, de entre los 75 temas. Acto seguido, tres horas para un caso práctico. Después, nos llamarán para leer ante un tribunal el tema de la primera prueba y por la tarde está previsto que sepamos a) que tenemos que volver otro día para leer el caso práctico, o b) que al tribunal no le gustó el tema y que te toca seguir chapando o tirarte a las vías del tren.

Preparar unas oposiciones en sí es jodido. Pero cuando eres una persona a la que le gusta curiosear, aprender de temas muy diferentes, creo que es doblemente difícil, porque no es sólo enfrentarte cada mañana a la tentación de tirar el despertador por la ventana y quedarte durmiendo, no es sólo echar siete u ocho horas estudiando, sino que además implica que luego no te quedan fuerzas para leer algo antes de dormir, para ir dos veces por semana al cine o para buscar frikadas en Internet con la que echarte unas risas.

La sensación de que la fecha decisiva está tan cerca me recuerda a la de selectividad, pero multiplicada por diez. Como si llevases un expediente de cinco y tuvieses que sacar un 9,5 para estudiar la carrera que quieres, porque sino tus padres te meten a trabajar de cajera en el DIA.

Y así estoy, que vivo sin vivir en mí. Estudio un promedio de ocho horas diarias y, para no volverme loca, voy al menos tres veces por semana al gimnasio a correr como un hámster sobre la cinta y a sudar como un pollo sobre la ciclostátic, a la par que me peleo con las máquinas de tortura mientras siento cómo llevo mi organismo al límite.

Durante este mes, ni tan siquiera saldré en fin de semana. Trataré de salir temprano del trabajo para poder aprovechar las últimas horas del día en repasar. Y aun así, la sensación de que no hago lo suficiente, de que podría esforzarme más aún, sigue presente.

Camino por la calle y voy pensando en el procedimiento de expropiación forzosa, en su variante ordinaria y urgente, en las cuantías a partir de las cuales unos contratos se rigen por unas u otras normas... y a veces se me escapa y pienso en voz alta, con lo cual la gente que me cruzo debe de pensar que estoy rematadamente loca.

Cuando estoy nerviosa, más que irascible y malhumorada, soy especialmente susceptible a los ataques de risa. Algo así como si me hubiese fumado siete porros, de manera que me entra la carcajada por cualquier cosa. Y teniendo en cuenta que en los ejemplos de casos prácticos es habitual encontrar situaciones retorcidas y nombres como 'Agapito', podéis visualizarme partiéndome yo sóla en la mesa de la biblioteca delante de un libro más gordo que la Biblia.

En fin, seguiré informando de la evolución de este estado cuasi-psicótico, porque no creo que tenga tiempo ni energías para cabrearme con el mundo en los próximos días, pero explicar estas cosas me apacigua un poco. Y desde luego, si las noticias son positivas, seréis de los primeros en recibirlas. Pensaréis, ¿y a nosotros que nos importa? Pues, colateralmente, sí que os importa. Anda que no se puede despotricar de los compañeros que me tocarían en un hipotético destino...

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