sábado, mayo 05, 2007

 

Tamaños

Que el tamaño no importa no sólo forma parte de la retórica de la Cosmopolitan en su sección de 'Cartas a la redacción'. En el fondo, tiene razón, aunque en el caso concreto al que se suele referir la citada publicación sea, probablemente, el que menos razón lleva sobre cuestiones de tamaño.

Yo en este caso me quería referir al tamaño de las nadas, esto es, al de los ceros... en un número de cuenta. Desde Manrique hasta el Chivi, pasando por el Señor Mojón, llevaban razón... en su esencia... y es que existen una serie de puntos, ya sean la muerte, los coños, o las heces, que son los que verdaderamente nos unen a todos, por encima de cualquier otro factor. En este caso, lo que nos une, son los efectos del alcohol... Conocidas son por todos las fases de la embriaguez... ya sabéis... sonrisita, exaltación de la amistad, 'no te lo había dicho hasta ahora pero que sepas que te admiro la hostia...', cantos populares, 'si es preciso meo tras ese vehículo'... todo, hasta llegar a la fase de... 'me cago en Dios, qué hambre tengo', con el consiguiente paso por algún 24 horas en el que sirven hamburguesas que saben a perros muertos pero que, bajo esa tesitura, percibes como si de alta cocina se tratara.

Todo esto es a colación de la novísima actualidad de uno de los ídolos de este ascoespacio, David Hasselhoff, al que se le ha cachado con una cogorza del quince hablando de sus penas mientras se zampa una hamburguesa apetecible a más no poder para el estado de embriaguez en el que actualmente me hallo.



Más allá de la anécdota, una que es una enferma, después de reírse, empieza a pensar... y sí, se le vienen a la cabeza todas aquellas rayaduras metafísicas del instituto... que si los sueños sueños son, que si los ríos que van al mar... ya sabéis, mariconadas dedicadas anónimamente a objetos de nuestro amor en etapa adolescente... y mucho, mucho más...

Y ese 'mucho, mucho más' es lo que realmente aterra... esa pregunta, perenne, para quien se interroga sobre cómo es posible que aun con tanta diferencia de clase, social y todas esas cosas, es posible que exista afinidad entre seres tan completamente distantes. Esa unión a través de la situación patética, del fondo rascado con el culo, que a todos nos une... como el amor, como el placer y como la muerte.

Sí, quizá es eso... el asco a todo, el hastío, la frustración por lo que teniendo lo que todos desean, no se ha conseguido, es lo que nos une... por encima de nadas, por encima de todos, por encima de dioses... es eso lo que nos une. Pero, quién sabe... puede que todo esto no sea, en fin, más que una anécdota...

Regurgitaciones:
Kitt.... te necesito.....
 
Desde luego es tristísmo lo de este hombre, todo ciego enfrente de sus hijas...
 
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