miércoles, septiembre 13, 2006

 

¿A mí?

Con la suerte mantengo una relación similar a la que mi experiencia me dice que se puede mantener con una escorpio. Es decir, tras un tiempo X volvemos a coincidir, nos tomamos un café, me dice que no ha venido a verme últimamente porque estaba muy liada o porque no sabía qué hacer con su vida y bla bla bla... y terminamos la velada de forma multiorgásmica, con te quieros por su parte intercalados entre jadeos hiperoxigenados... claro, a la mañana siguiente me encuentro con que no hay nadie en la cama.

Es algo que ya tengo asumido. La suerte no es que me sea esquiva, sino que se lo pasa pipa conmigo prometiéndome el oro y el moro, desapareciendo acto seguido con excusas peregrinas y volviendo a aparecer cuando le apetece reírse de alguien. Como tiendo a extraer conclusiones a partir de tendencias que se repiten, he llegado a un punto en mi vida en que procuro disfrutar de los polvetes que me ofrece la fortuna de cuando en vez y si a la mañana siguiente no está, pues mira, un vaso menos que fregar en el desayuno.

Por eso hoy estoy feliz, pese a mi contenida histeria preoposición. Porque tuve que ir esta mañana a Consumo a denunciar a los bastardos de Wanadoo -y como de las tretas de esta gentuza hemos sido todos víctimas ya, pues no entro en detalles innecesarios-. Resulta que en Santiago Consumo está en Área Central, es decir, donde Cristo perdió la gorra para aquellos que no tenemos más coche que unos zapatos.

Así pues, gruñendo, pero sacando fuerzas para cumplir mi deber cívico de denunciar, me fuí hasta Plaza de Galicia -desde mi casa ya es un tirón- para coger el bus número 11, puse la denuncia con el amable asesoramiento de la chica que estaba por allí y, teniendo en cuenta que Área Central es además un complejo comercial con un Alcampo y unas cuantas tiendas, decidí aprovechar para echar un vistazo antes de volver para estudiar.

Por supuesto, lo primero que miré fue la tienda de deportes, que anunciaba tener pares sueltos. Y mira tú por dónde, que entre el montículo de calzapiés vi refulgente el azul de las Converse que había visto en oferta unos días antes en otra tienda por 30 euros y que no me compré porque no tenían de mi talla -37/38, para más señas-. Entré rauda y veloz y comprobé que eran, efectivamente, los tenis azulones con cordones naranjas de mis amores. ¡Oh! Y la talla que les quedaba era una 38 que me venía como un guante... ¡y encima valían sólo 20 euros! Pues nada, a la buchaca.

Pero como la chica tardó en atenderme, me dio por seguir mirando, ya que llevo tiempo necesitando un calzado negro... y vi unas botas la mar de majas, negritas ellas con los filos amarillos... ¡y costaban 9,99 euros! ¡y también les quedaba de la 38! Joder, estas cosas no me pasan a mí... pues sí, hoy me pasó, así que feliz como una perdiz pagué todo y salí sonriente por la puerta.

Aunque ya que estaba allí, a la vista de que necesitaba también una funda para mi nórdico, decidí hacer un paseillo rápido por el Alcampo a ver si tenían alguno mono y baratito. Me enamoré de una funda de Los Simpson, pero claro, sólo la tenían para camas de 90... y yo duermo en cama de 105 con nórdico de 135... ahí comprendí bien por qué la gente dice aquello de 'te casaste, la cagaste'...

Resignada, seguí mirando a ver si alguna otra me gustaba... y los ojillos se me fueron a unas 100% algodón de colores rojo, amarillo, azul cielo... las cuales no tenían el precio puesto, lo cual siempre es indicativo de que cuestan un ojo de la cara. Yo, por si acaso, cogí la funda amarilla -que combina estupendamente con mi bandera de España, pensé- y fui a pasarla por una de las maquinillas lectoras de códigos de barras... pliiiiick: 4 euros - 666 pesetas. ¡Joder, Laura, otra vez te has pasado con el ron!... vuelvo a pasar el código, pliiiiiick: 4 euros - 666 pesetas.

Aturdida, fui a por otra funda igual, pero de color rojo. La pasé, pliiiiick: 34,95 euros - un montón de pesetas. ¡Carallo! Me gustaba más la roja, pero... me fui a la caja con la amarilla, claro. Le advertí a la chica de que el aparatillo me había marcado 4 euros y que si su máquina daba un precio discordante, entonces no la quería... pero su máquina le dio también 4 euros... y mientras sus ojos retornaban a las órbitas, le dije: esto es como en los catálogos, si marca eso, se siente... Con una sonrisa de oreja a oreja, pagué mis cuatro euritos y me fui a la biblioteca más feliz que una perdiz...

En fin, que ha sido una mañana de suerte que no sé siquiera si alguna vez tuve, por lo cual, teniendo en cuenta mi tormentosa relación con la fortuna, imagino que las posibilidades de que durante la tarde me atropelle un camión se han incrementado exponencialmente...

Regurgitaciones:
Bueno, asi ya sabes, cuando se te aparezca la escorpio escapista la recibes con los brazos abiertos, que si además de polvos te proporciona suerte... más que bienvenida sea.
Tu compra un cuponcito por si las moscas.
 
La próxima vez que vayas a Área Central avísame y me ayudas con las compras... ;) Que suerte...
 
y luego te quejas de que no tienes suerte? reparte a las demás, so burra
y sobre los polvetes, aprovechalos que aunque sean esporádicos, mejor eso que nada
que tengas suerte en las opos
 
Sí que has tenido suerte sí. Y la verdad es que tu post me recuerda a mí (la segunda parte, quiero decir)... tanta suerte tanta suerte no puede ser.
Y ojo con los camiones esta tarde!!
 
Joer ya se te echaba de menos coño, tanto silencio preoposción!! La próxima vez que tengas problemas de consumo, haz el favor de contactar con quién tú sabes.. (si hay que decirlo todo hombrepordioosss).
Y te quejarás de tu suerte caxojodía después de todo esto... siejque siempre quejándose de vicio...
 
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