viernes, agosto 18, 2006

 

Estética y subjetividad

Los genes nos condicionan. Algunos ilusos siguen diciendo que lo fundamental es la educación, pero en este país se ha evolucionado mucho en los últimos 30 años y la Interviú sigue siendo una de las revistas más vendidas pese a que ahora el analfabetismo está prácticamente erradicado.

Que gran parte de los hombres que nos cruzamos cada día se hagan pajas con Belén Esteban en top-less mientras cabalga una Harley o con Nuria Bermúdez embutida en un tanga de leopardo es inmoral, no porque lleven las tetas al aire, sino porque lo que dejan al aire es que un concepto como la estética es terriblemente subjetivo.

Por mucho que los griegos se esmerasen con sus cánones y curvas praxitelianas e incluso a pesar de que los modistos amanerados se empeñen en vender la moto de que las buenorras son tipas de 1,80 con el cuerpo de tu prima de ocho años, al final seguimos en las cavernas y lo que a la hora de la verdad tira son las ubres desproporcionadas.

En cualquier caso, que esa diferente percepción se manifieste en los hombres me parece comprensible. Imagino que le hecho de llevar las gónadas al aire es condicionante suficiente para ver el mundo desde otra óptica, tanto en sentido literal como figurado.

Lo turbador, sin embargo, ocurre cuando esas diferencias de percepción tan palpables se dan en tu mismo sexo. La cosa comienza a manifestarse a eso de los 12 ó 13 años, cuando algunas tías empiezan a pintarse como puertas mientras tú te peleas con tu madre porque lo que te apetece es ir todos los días al cole en chándal.

Cuando esas niñas crecen -y tú también- te das cuenta de que a los 25 años ellas parece que tienen 40 y tú, bueno, has empezado a comprar ropa de Zara que te marca un poquito, pero ya. El tiempo sigue pasando y esas diferentes percepciones se hacen aún más evidentes, especialmente cuando algunas de esas niñas tienen capacidad económica para recurrir a la cirugía estética.

Los escritores clásicos dicen que la muerte nos iguala a todos, a ricos y a pobres, a guapos y feos... pero para estas señoras no hace falta llegar a la muerte para alcanzar esa igualación. Prueba de ello son los turbadores parecidos que comienzan a manifestarse en determinadas cincuentonas con algún amigo en Corporación Dermoestética. No deja de ser curioso que uno de los paradigmas del Gobierno paritario, Cristina Narbona, haya alcanzado un terrible parecido con Carmen de Mairena. A este paso, las cuotas que tanto preconiza se volverán contra ella y la echarán del Gobierno por plantear dudas sobre si realmente con una mujer como ella se cumple ese requisito tan moderno.

Otro ejemplo de estas divergencias sobre lo que se considera bello o no, así como de la igualación a la que nos llevan, irrevocablemente, el botox, los liftings y las rinoplastias, se encuentra en las páginas del corazón. Así, el otro día, en el gimnasio, tenía serias dificultades para diferenciar a entrevistadora y entrevistada, cuando ambas eran Lydia Lozano y Mayte Zaldívar, respectivamente. La cabellera rubia pollo, los labios al borde de la explosión y resaltados con pintalabios rosa furcia convirtieron mi estancia en la máquina de cuádriceps en un hecho casi paranormal al sentirme dentro de una de esas atracciones de espejos laberínticos. Respetaría la belleza de estas mujeres en el caso que la Naturaleza fuese la causante de su aspecto, pero es que lo grave es que estas señoras están así porque han pagado para someterse a operaciones quirúrgicas que requieren anestesia general. Definitivamente, determinadas estéticas son fruto de un grave problema mental.

Regurgitaciones:
Ejque lo de la Narbona no tiene nombre...
 
Estoy completamente de acuerdo. Pero es que idiotas hay para todos los gustos. A mi no me quitan el michelín más que muerto.
Un saludo
 
Pues mira... a mí más que los labios de salchicha perfilados en negro lo que me eriza los pelos de las cejas son las melenitas esas de mechas rubias y peinado-secador-lamida-vaca.

Ayer las conté desde el balcón. Al llegar a la número 235 me quedé dormido.

Y eso en agosto.

¡Cosas veredes, Sancho!
 
¿Que qué de los cuádriceps?

Tenías razón, lo bueno de esta carrera es que nos prepara para eliminar cualquier emisión -radioactiva, teleactiva, tedeteactiva o lo que quieras- de los propios medios. ¡
¡Arrojan calcáreas contra su propia uralita!

Yo ya llego a meterme 10kg en TODOS los aparatos... voy a pasar de cultureta a culturista.
 
Yo estoy pensando en quitarme dos costillas para tener cintura de avispa y de paso podermela chup...
 
con lo fácil que es leer los labios cuando no están operados, siejke, creo que voy a practicar con los morros del perro del vecino
siejke, llega un momento que todas parecen operadas por la misma mano.
 
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