miércoles, julio 26, 2006

 

Charming Caspa: David Hasselhoff

No hay duda de que las series de nuestra tierna infancia, bien en su emisión original, bien en reposición, son una fuente inagotable de recursos para esta sección. Cometería un grave error si, después de haber mencionado a McGyver no hiciese lo propio con David Hasselhoff, al que la gente de mi generación conoció gracias a El Coche Fantástico.

Por entonces era un joven vigoroso, ataviado con chupa de cuero y vaqueros ultraceñidos, así como con un reloj Casio modificado genéticamente a través del cual se comunicaba con Kit, su coche. De aquellas, a todos nos parecía fascinante ese vehículo, porque mira tú que se podía fardar si llamabas al coche y venía al instante. Con el tiempo, sin embargo, nos dimos cuenta de que semejante utilidad sería especialmente práctica cuando dejas el coche para salir por la noche y al día siguiente no sabes dónde lo aparcaste.

El caso es que al pobre David, después de rodar unas cuantas temporadas del Coche Fantástico, no le ofrecían papeles -de los de actuar, digo-, así que tuvo la feliz idea de meterse a cantante, la que es, sin duda, su faceta más turbadora. Así, podemos ver cómo con su vídeo 'Jump in my car' aprovechó el rebufo que le dejó Kit para sacarse unas pelillas y, de paso, echar algún kiki -presumo que incómodo- en su asiento trasero... A todo esto, Kit de sujetavelas, claro.

En ese vídeo ya se atisba el gusto de David por los chroma keys, pero eso se abordará más adelante, porque para los que no hayamos quemado todas nuestras neuronas a base de porros, aún nos queda recordar la otra 'gran' serie en la que participó Hasselhoff como protagonista: Los Vigilantes de la Playa
, en la que encarnaba a Mitch Buchannan, vamos, el jefazo de los socorristas, cargo que, evidentemente, da mucho más glamour en una playa de Los Ángeles o Miami que en El Zapillo o Roquetas de Mar, por poner un ejemplo.
En esta serie podíamos disfrutar además de la contemplación de su vigoroso cuerpo correteando por la orilla, de sus viriles pelos en el pecho y de la naturalidad -heredada de Victor Mature casi con toda certeza- con la que metía barriga para que no le asomase el buche cervecero.

Después de esa serie, las apariciones de Hasselhoff en pantalla fueron reduciéndose, de tal forma que sólo hizo algunas series menores que yo al menos ya no recuerdo y que tampoco me voy a poner a documentar porque no me sale de las narices. Por otra parte, gracias a que de vez en cuando voy a la peluquería, me enteré por las revistas de cotilleos de que el hombre empinaba el codo y de que su mujer lo había dejado. Pobrecillo. ¿Cómo se puede abandonar a un hombre con semejante sex appeal? Por favor!
Si además de todo le gustan los animales!

En fin, no tengo ahora muy claro qué es de su vida, pero me alegra comprobar que pese a los avatares matrimoniales y alcohólicos, sigue manteniendo esa capacidad para pasear por el lado kitsch de la vida con una naturalidad que lo hace entrañable. Ejemplo de ello es el último vídeo que he visto de él -cortesía de mi amiga Mar-, en el que como avanzaba antes, hace gala del amor que siente por el chroma key. En este Hooked on a Feeling demuestra que con los años no tiene por qué aumentar el sentido del ridículo y que a través del uso de tecnologías obsoletas se alcanzan unas cotas de bizarrismo maravillosas. Para mí, tanto el señor de las gafas que aparecen en el minuto 1,45 como el dúo de voces del 2,24 merecen ser estudiados en las escuelas.

Regurgitaciones:
El del coche es chungo, pero eg que porel otro video deberian abrirle un expediente discilipanrio en la SGAE...que cojonazos por dios!!!
 
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