HostiaputaYA!

Por ser lunes, tocaría retomar la rutina semanal e ir a la biblioteca, estudiar como una campeona, luego la horita de gimnasio... pero es festivo, las bibliotecas de la ciudad están cerradas, soy incapaz de chapar en casa y 'fai un sol de carallo'.

Así pues, recién levantada y recuperada de un extenuante fin de semana que me llevó a salir por 'La Coru' -bú, neno, bú- y empalmar directamente con mi jornada laboral, he decidido dedicarme el día haciendo una de las cosas que más me gusta, esto es, ir por la ciudad adelante cámara al cuello para robarle poses a los ciudadanos que disfrutan del día o a los lugares que siempre han estado ahí pero que hoy puedan llamar mi atención por cualquier motivo.

Eso es lo que llamo (in)(ex)cursiones, porque por un lado salgo de la rutina y por otro me meto en mí misma, recuperando esas cosas que me fascinan y me hacen sentir conectada con la vida y demás cursilerías que me inspiran las jornadas así.

Me perdonaréis de estar así de sensibloide, pero atribuyo esto a la ilusión con mi nuevo amor, Lola, que me ha regalado ya tres días preciosos de progresivo entendimiento mútuo. Es verdad eso de que el enamoramiento distorsiona la realidad, porque tengo los dedos ya encallecidos y, lejos de preocuparme por el dolor, me resulta entrañable.

No importa tampoco lo cansada que pueda estar al llegar a casa después de currar y de una noche sin dormir, para ella saco fuerzas de no sé dónde y me lo agradece sonriendo cada vez con acordes menos temblorosos. Ayer, de hecho, conseguimos cantar juntas parte del 'Electricistas', de Fangoria, y estamos la mar de contentas.

En fin, criaturas, os dejo en paz con mi almibaramiento, que sé que cuando estoy de buenas resulto aun más insoportable que cuando estoy desquiciada y me da por odiar todo lo que se mueve.