lunes, marzo 13, 2006

 

El radar ése...

Hoy he sentido la tentación de rellenar esto con alguna que otra noticia absurda, pero como de vez en cuando me ocurren cosas, hoy me apetece mirarme al ombligo y contarlas aprovechando que aún le queda un rato al zanco de pollo y al brécol que me voy a zampar -fijaos chicas que sana que soy-.

Cuenta la leyenda que quienes vivimos en la otra acera desarrollamos una capacidad para detectar a otros seres que habitan en ella. Es lo que se conoce como gaydar. Sin embargo, cuando ya han pasado unos años desde que asumí este viaje by the wild side, he llegado a un punto en que, una de dos, o esa afirmación no es más que una leyenda urbana como la de Ricky Martin, o tengo un grave problema de percepción bolleril.

Sin ir muy lejos -donde hay múltiples anécdotas humillantes- sirve de ejemplo clarificador lo que me ocurrió el sábado pasado. Había quedado con mis amigas de siempre para tomar una cervecilla. Por el camino, nos encontramos con otra colega que de vez en cuando se pasa por Santiago, a la cual acompañaban dos chicas.

Al final nos arrejuntamos en un bar algo así como diez o doce mujeres, todas invertidas menos una. ¿A que no adivináis en cuál se fijo la menda? Habéis acertado: en la única que no tenía una sexualidad contranatura.

Cuando comento situaciones de este tipo siempre me dicen: bueno, mujer, inténtalo, que total siempre pueden hacer una excepción... Vale, no digo yo que algunas de esas heteros de vez en cuando no se hayan planteado la posibilidad de darse un garbeo por estos lares de depravación, pero una cosa es tener ilusión y otra estar ciega. Y digo esto porque mido metro sesenta, mi pelo y yo no nos llevamos demasiado bien y, como dice mi madre, tengo los ojos tan chiquitillos que cuando me río parezco un tomate al que le han pegado dos puñalaicas.

Ya sé que tampoco soy un monstruito circense, pero vamos, que dudo mucho que siendo tan del montón pueda convertirme en el elemento con el que las chicas normales estarían dispuestas a hacer una excepción. Entonces, las amigas dicen siempre: pues conquístala con el palique, que de eso sí tienes.

Cierto, si doy con una chica con altas dosis de humor negro e incorrección política, la cosa suele ir bien pero... ¿qué clase de conversación se puede mantener cuando suena por ahí 'para hacer bien el amor hay que veniiiiir al Sur...'?

Así que nada, gente, o me explicáis cómo coño se activa el gaydar ése o, definitivamente, tendréis que aguantarme muy cabreada ante la ausencia de vida carnal.

Regurgitaciones:
Fíate tu del gaydar. Más de una vez me han preguntado (o a otros) si yo era gay, y eso solo motivado por mi forma de ser o por mis gustos. Me temo que los tópicos no solo nos afecta a los heteros...
 
mentira, todo mentira el gaydar!!! Tu como yo , con humor negro, cafreria y palique se derriban muchas torres de defensa!! :P
 
sí, el interruptor le tiene usted detrás de la oreja, lo active cuando lo desee y le vaya como la seda..
 
A mi me pasa lo que a la monstruosa de más arriba. Disco gay y me entra el único hetero que hay por allí.
En cuanto a mi bollodar, roto para siempre. Ni aunque me entre al morro me entero de la artimaña....
 
Sólo me codeo con casadas últimamente, pas de chance! Tendremos que hablar de eso de la lítote, la hipocresía y demás hierbajos...
Bico jrande jrande...juas juas
 
Eres un ser apasionante (no se ofenda, sin ánimo de sobarla intelectualmente), y lo del gaydar y la situación... muy interesante
 
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